domingo, 6 de septiembre de 2009

Entrada 7 - Real

Real
1 de enero, 16:28



De nuevo, poco a poco, fui recobrando la consciencia. Lo primero que noté fue un gran dolor en la parte anterior de la cabeza. Supongo que me golpeé al caer. Aún no podía ver con claridad, pues la luz me cegaba bastante, pero estaba bastante claro que no se trataba de aquel lugar infernal ni se encontraban allí las horribles criaturas que había visto. Estaba en una camilla, con la cabeza vendada y, por encima de todo, totalmente desorientado.

Al ver que me había despertado, una enfermera se acercó a mí para preguntarme qué tal me encontraba, pero hice caso omiso a sus atenciones y pedí una explicación de lo ocurrido. Aunque trató de convencerme de que lo mejor era que reposase y no me preocupase por nada, insistí y me explicó que mi casa se había incendiado y que me encontraron inconsciente en el suelo, junto a mis padres. Mi padre se había desmayado por haber respirado demasiado humo, pero mi madre siguió consciente y la encontraron envuelta en llamas. Como un resorte, salté de la cama y exigí que me llevasen con ella, casi a gritos, pero en apenas un minuto acudieron dos vigilantes de seguridad para pedirme que me calmase y me obligaron a quedarme tumbado bajo tutela médica, pues había inhalado mucho humo y tenían que cerciorarse de que todo estaba bien. Estupendo, y yo sin saber nada de mi madre.

No hace falta decir que las horas que pasé postrado en esa cama fueron como un par de milenios, pero finalmente me dieron el alta y lo primero que hice fue ir a visitar a mi madre. Se encontraba en una unidad de quemados, sedada y tras una enorme pantalla de cristal, pero al menos pude verla y saber que estaba ahí. Un doctor me comentó que había sufrido un montón de quemaduras, por lo que iba a sufrir secuelas irreversibles, pero me aseguró que se pondría bien. En cuanto a mi padre, algunas quemaduras leves en los brazos y espalda. Tres, cuatro días en observación y podría volver a casa.

Pero lo más raro fue lo que ví yo. ¿Eran reales esos engendros? ¿Y aquella casa? Sin duda, si en el infierno hubiera suburbios, las casas serían como aquella. Todo era horrible, parecía sacado de una pesadilla, y sin embargo era tan real, que incluso lo sentía en mis carnes... y se parecía demasiado a la realidad... ¿una alucinación? No podía ser...

Necesitaba un respiro. Dejé a mis padres en la unidad de quemados y me marché a casa para descansar un rato y dejar salir este torrente de emociones. Habían sido muchos sucesos traumáticos en un espacio muy corto de tiempo. Llevo escribiendo este diario y bebiendo vodka desde que llegué, para calmar mis nervios, pero aún sigo notablemente alterado. Esta tarde iré de nuevo al hospital. Me han dicho que ya podré ver a mi padre.

Para calmarme y tratar de crear una falsa sensación de cotidianeidad, he puesto la televisión un rato para enterarme de las noticias. Como es habitual, dedican gran parte del espacio de noticias a sucesos nacionales, como las chorradas del estatut y demás, pero en esta ocasión han dedicado bastante tiempo al plano internacional, más concretamente a una región de Rusia, Daguestán. Está empezando, dicen, una especie de guerrilla entre fuerzas rebeldes y el ejército ruso, y por lo pronto parece ser que los rebeldes han atacado una base rusa de investigación y han liberado agentes patógenos que pueden propagar una epidemia por la ciudad. Como siempre, los que no tienen culpa de nada son los que se llevan la peor parte. Nunca cambiará nada.

Voy a desperezarme un poco. En un rato iré a charlar con mi padre.

1 comentario:

  1. joder tío... patar a los padres del protagonista es un poco cruel ¿No?

    Pero bueno, desde el punto de vista narrativo, cortas un par de cables que después no has de atar

    ResponderEliminar